
Le escucho decir a Juan Alberto Belloch -biministro felipista- en Punto Radio que el 12 de octubre es un día especial para todo Aragón porque aumenta el sentimiento de pertenencia a una comunidad a la vez que pone de manifiesto la fe que profesa la mayor parte de los aragones en la Virgen del Pilar, que en número cercano a años anteriores se postrarán ante ella pese a las inclemencias del tiempo.
Lo dice poco antes de confesar públicamente su condición de creyente y de bromear acerca de que, en Aragón, se puede negar la existencia de Dios pero jamás se duda de la existencia de la Virgen. También habla de asuntos menores, a saber, de la posible sucesión de Zapatero y del desdén con que el de León trata a la vieja guardia pesoísta.
Las palabras de Belloch me dirigen, por aproximación, ineludiblemente, a las de Kolakoswki (¿Tessek ó Leszek?).
"Una de las más peligrosas ilusiones de nuestra civilización es la idea de que no hay límites a los cambios que podemos emprender, que la sociedad es una cosa infinitamente flexible.La cuestión moderna que situaría al hombre liberado totalmente de la tradición, lejos de abrir ante este la perspectiva de la autocreación divina, lo sitúa en la oscuridad, donde todas las cosas se contemplan con la misma indiferencia.Ser totalmente libre de la herencia religiosa o de la tradición histórica es situarse en el vacío y, por lo tanto, desintegrase".
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