Que la política se haya convertido en un circo y que los salones de plenos se asemejen cada vez a los platós de Tele 5 no legitima que esta chica -desde hoy mucho más popular que ayer- se vaya a ver al macarra de Kiko Matamoros en vez de escuchar los ruegos y reclamaciones de sus adversarios políticos en el pueblo. Lo peor de todo es que lo ha hecho con el consentimiento de su mentor, o sea, el alcade, el cual dice sentirse muy orgulloso de la presencia de la chica y de una representación del pueblo llano en tan vomitivo programa televisivo.
Que le pongan una estatua.
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