La demagogia aderezada de populismo, al igual que la mentira, tiene las patas muy cortas. Y así es que mientras en España dejamos a miles de personas en el paro en base a una justa transición ecológica, compramos carbón a Marruecos, cuyas centrales contaminan más del doble que las españolas y sus emisiones no pagan derechos de emisión.
No es de extrañar que el presidente del comité de empresa de Endesa en el Bierzo, Juan Sobredo, de la muy roja Comisiones Obreras, califique la compra de nuevo «despropósito» y muestre su desesperación ante las decisiones de políticos mediocres.Más duro aún con las políticas descarbonizadoras de la ministra Teresa Ribera se ha mostrado el director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero, que no ha dudado en tildar la energía comprada a Marruecos como «contaminada» a la vez que reprochó la posición de una ministra «que se dedica a cerrar el carbón aquí, pero no pone inconvenientes unos kilómetros al sur".
Pero ya se sabe que la política socialdemócrata española ha tenido siempre mucho más que ver con los sentimientos que con la razón. Que para joder con la odiosa realidad ya están otros.
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