lunes, 3 de febrero de 2020

¿Para qué nos ha servido la parada del AVE?

Sí, para, pero ¿para qué para?


¿Para qué nos ha servido la parada del AVE? Cada vez que me presento en la estación, me hago la pregunta. ¿Para irnos o para que vengan?  Y tras darle unas vueltas, acabo muy pesimista y siempre respondiéndome lo mismo. Lo mismo que escribí en abril del año pasado en estas sociedades.



I
- Tengo mis dudas de que nuevas paradas del AVE consigan que la gente venga. Creo que será lo contrario: van a favorecer que nuestra gente se vaya. Como ha sucedido con la carretera del Iryda.
-Ya, pero tenemos el mismo derecho a irnos que tienen en Puente Genil, no menos. 
- Sí, eso es verdad.
II
Se ha hablado tanto de la España vaciada que ya hay quien distingue entre "de manera obligada" y "de manera voluntaria". Porque hay gente que haciendo efectiva su inviolable libertad y ejerciendo su legítimo derecho a establecerse en el lugar que desea ha abandonado esta comarca de manera voluntaria. Es más, gente que tiene la posibilidad de volver manteniendo su nivel profesional pero no vuelve. Gente que prefiere vivir a unos pocos cientos de kilómetros de distancia y que luego se lamenta profundamente de la despoblación de esta tierra.
III
 Me dice mi amigo Arsenio, compañero de clase durante años en el Virgen de Luna y filósofo de la vida, que cómo queremos que se queden nuestros hijos en Pozoblanco si les estamos enseñando desde chiquitos a que se vayan. Y lleva razón. Muchos padres queremos para nuestros hijos lo que esta tierra no puede ofrecerles. Que luego no nos extrañe que cuando se vayan no quieran volver jamás.
IV
La vida rural es muy bonita, dicen. Eso sí, sin pesca ni caza, que vale más la vida de un animal que la de un ser humano; sin tradiciones arcaicas ni animales que generan gases efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Para muchos urbanitas, la vida rural es como vivir en un adosado con un jardín de 30 hectáreas. Un lugar idílico que inspira términos como nostalgie de la boeu o rural innovation day... para que vivan otros. Para que vivan esas gentes de pueblo tan simpáticas y tan agradables y agradecidas con el visitante. Un lugar que hay que preservar para poder viajar el fin de semana.
V
¿Y quiénes van a tener los niños que faltan en nuestros pueblos? Durante décadas hemos sugerido e incluso propiciado el pensar que formar una vida en común es algo que sucedía solo en el pasado. Cosas de viejos y de carcas. Ya no hace falta que la gente se case, basta con juntarse y que luego sea lo que tenga que ser. Que si hace falta decirle a tu pareja Adiós, ahí te quedas, si te he visto no me acuerdo no signifique ningún trauma para nadie sino una acepción más de la definición de progreso.

VI
Juan Bosco Castilla ha escrito, tal vez, lo más inteligente que he leído acerca de la despoblación en Los Pedroches. Desgraciadamente, me incluyo en ese grupo de los que creen que en la mente de todo inmigrante que se juega la vida saltando vallas con concertinas no está establecerse en un pueblo como Fuente La Lancha. Ni siquiera en uno como Pozoblanco. Es el signo de la globalización. Ojalá esté equivocado.
VII
Un rayo de esperanza: hay jóvenes que vuelven y comienzan, de nuevo, su vida. Al cabo, de Lavapiés acabas saliendo muy poquitas veces.






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