Foto: Sánchez Ruiz
Sin haberme parado a leer siquiera una palabra, yo sabía que en la moción del PSOE contra la disminución de servicios -que no cierre- por parte de las oficinas liquidadoras había que votar a favor. Y no porque confíe en el PSOE una miaja, que hace tiempo que eso dejó de suceder, sino porque había leído lo que algunas amigas mías de Facebook -bien documentadas y poco sospechosas de comulgar con los socialismos- habían escrito acerca de la cosa. Por eso no he acabado de entender que el PP de Santiago Cabello haya votado en contra por mucha disciplina que medie. Más si cabe teniendo en cuenta que el mismísimo Eduardo Lucena tildó a las mociones de papel mojado.O sea, que el PP erró dos veces: ni defendió los intereses de los tarugos ni los propios. Digamos, atendiendo a las leyes propuestas por el gran Carlo M. Cipolla, que cometió una estupidez, pues causó un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.
Por cosas como esta, cuando uno se da cuenta ha perdido la mayoría absoluta.
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