Han pasado 50 años. Pero como si fueran 50 milenios
Jardincito de La Blanquita
En el barrio de las Casas Baratas, territorio comanche, cuando éramos chicos y llegaba la época de la poda, jugábamos a las películas del Oeste*, que lo de Wéstern quedaba para los cinéfilos y los cultipijos. Sobra decir que el mejor caballo, el más veloz purasangre, venía determinado por la rama más larga y gruesa, que -quién piensa lo contrario-, casi siempre acababa en propiedad del más fuerte. Dispuesta entre las piernas, lo demás era correr calles arriba y abajo hasta que las madres llamaban a la hora de la comida, la merendilla o la cena.
Ya nadie juega a ser el General Custer ni John Wayne. Ni en las Casas Baratas ni en ninguna otra parte.
* O a las Cruzadas de Ricardo Corazón de León o a los torneos medievales de Ivanhoe, que tanto daba.
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