jueves, 9 de junio de 2011

La Cruz de la Unidad




Reconozco que reducir el Cristianismo exclusivamente al ámbito cultural es una mezquindad, pero en estos tiempos en los que desde ciertas ideologías y gobiernos se pretende eliminar la religión del espacio público, se hace necesario constar la decisiva influencia de la ética cristiana en la Historia política de nuestro continente para valorar la trascendencia del acto pleno de simbología que ha tenido lugar hoy en Pozoblanco. Para certificarlo, basta con una cita recogida por Tony Judt en su obra más recordada, Postguerra, en el capítulo de título El momento de la socialdemocracia.

"En Alemania Occidental, el SPD[*] esperó hasta 1959 durante la la celebración de su congreso en Bad Godesberg, para replantearse sus objetivos y propósitos. El nuevo programa del partido allí adoptado establecía claramente que el socialismo democrático, enraizado en Europa en la ética cristiana, el humanismo y la filosofía clásica, no pretende proclamar verdades absolutas".

Por descontado, habrá quien critique por puro anticlericalismo -y por qué no, por insana envidida- la efervescente y nutrida manifestación religiosa que ha supuesto la llegada de la Cruz de Juan Pablo II a nuestro pueblo.

(Coda: Si Jesucristo, el más grande y más humano de los seres humanos, todo lo que dijo es bueno, y gran parte de ello es absolutamente hermoso, ¿qué más da si era Dios o no? De hecho, si Cristo no hubiese pronunciado el Sermón de la montaña, con su mensaje de compasión y piedad, yo no querría ser un ser humano. Para mí no sería mejor que ser una serpiente de cascabel. Kurt Vonnegut, Un hombre sin patria, páginas 98 y 99.)

[*] Partido Socialdemócrata alemán.

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