De todas las ferias, olimpiadas, mercados, fiestas y demás que tienen a bien celebrarse por nuestra tierra, donde más a gusto me encuentro es en la semana de turismo rural de Villanueva del Duque. Será por la excelente temperatura de sus noches, por la alegría y la ilusión que desprenden su gentes, por las calles llenas de flores y banderitas que nos recuerdan que todavía somos españoles. O por algo espiritual que se me escapa.
Este año, más que a la copla, la muestra está dedicada al pop, a esa música ligera que puso sonido al desarrollismo a costa de guateques y bolas de espejos. Es verdad que la implicación vecinal parece haber disminuido respecto a ediciones precedentes, pero aún darse un paseo por la plaza o por alguno de sus rincones es un placer clásico, de los de antes.
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