Frente a tanto pretendido ajuste de hechos, debería prevalecer el papel de la Historia, en vez de recurrir al rencor y la aviesa intención de una ucronia de nuevos vencedores. Por ello, la Guerra Civil no debemos olvidarla, por lo mucho que representó –a escala mundial, como último enfrentamiento romántico para algunos, o anuncio de una conflagración de dimensiones universales para muchos—; y con tantas y terribles consecuencias en la vida de una nación que pasó de estar desvertebrada (Ortega dixit) a quedar literalmente destrozada".
Ramón Tamames, La Guerra Civil: 72 años después.
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