sábado, 22 de enero de 2011

Vinilos


En estos días he recibido un obsequio inesperado por mediación de una tercera persona: una quincena de vinilos de grupos míticos del rockandroll excelentemente cuidados, con su bolsa protegeportada y todo.

Quede claro, sobre todo para los más jóvenes disparadores de Groovielandia, que el sonido destilado por un buen vinilo no es ni por asomo igualado por el ofrecido por ningún otro soporte musical. Y, por Dios, donde se ponga una portada doble de casi dos mil centímetros cuadrados de cartón que se quiten todos los plásticos y displays del mundo.

El rito de sacar y limpiar un vinilo, ay.



A falta de pan vinílico que llevarnos a la boca, bueno es un vídeo de youtube:

Hey, nineteen

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