¿Quién no ha jugado alguna vez a los barquitos? ¿Y quién no ha cantado en más de una ocasión aquello de Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas?
Eso tiene menos papeles que una liebre es ya todo un clásico de nuestro tiempo político. A la altura del Dedo de San Juan. De cualquier forma, y sea como sea, un quebradero de cabeza menos.