Si es que son unos destructores, porque, a ver, ¿quién siendo de vista corta no se ha equivocado alguna vez con las tarjetas de crédito y le ha dado a la cajera del Mercadona o la Juani de la pelu la que no debía para que se cobrara?
Además, ¿acaso no ha devuelto el dinero? Cosas de machistas crispadores fasciosos a los que les hierve la sangre comprobar como una proletaria, una digna trabajadora de la política que sólo tiene entre ceja y ceja el bien común, se puede gastar 290 euros en ponerse unas mechas para estar guapa y sentirse realizada.
¡Qué asco de facherío, por Dios!
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