El problema de la sedicente socialdemocracia española -ya que lo del socialismo obrero va desapareciendo de la nomenclatura política moderna- es que ideológicamente está más perdida que una chiva en un garaje. Ahora digo esto y acabo haciendo lo otro. Fui pacifista ayer y seré guerrero mañana. Ora soy laicista, ora promuevo una escuela municipal de costaleros. Aquí me interesa electoralmente defender el territorio toro, allí prohíbo las corridas. Y claro, ahora se encuentra con el tercio cambiado porque los que están en este momento gobernando en Tarugolandia han apostado y están apostando por la cultura taurina como hay que hacerlo, con hechos y no con palabras y medias tintas.
Treinta años han tenido. Estarían más preocupados en otra cosas. De ahí que minusvaloren cualquier iniciativa que les sea ajena y no lleva su marca.
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