Esta mañana, me he pasado por el refugio. Sí, claro, el de la Guerra Civil descubierto hace unos días, ¿cuál iba a ser si no? Y he notado que la zona se estaba inspeccionando con sumo cuidado, comprobando el terreno a pie, utilizando la azada para remover suavemente la tierra.
Claro que a lo mejor algunos desearían que una decena de expertos con guantes de látex y dotados de palustres y bisturíes diseccionaran cada decímetro cuadrado de superficie que circunda el hallazgo. Y es que hay gente pa tó, tal como dijera El Guerra.
P.D.: Para decir esto que digo, hacen falta pruebas. Naturalmente. Yo las tengo. Pero como los días duran bastante más de los 10 minutos que pasé allí, cuando alguien aporte las suyas acerca de que una excavadora estaba destruyendo todo lo que allí hubiere, yo haré lo propio con las mías, porque no es plan de sacar en la internet a trabajadores de una empresa en sus momentos de labor porque se diga esto o aquello en tal sitio o en el otro. Y ahora, una vez más, que cada cual crea a quien le dé la real gana.
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