Desolador: vamos a rehabilitar los centros de enseñanza a cargo de los fondos europeos que están por llegar. O sea, en cristiano, que después de décadas y décadas de gobiernos progresistas en Madrid y Sevilla y decenas de miles de millones de euros despilfarrados en todo tipo de políticas ineficaces y caprichos propios de parvenus nuestros equipamientos educativos dependen de la pasta que nos llegue de Bruselas casi a modo de limosna y que esperamos ansiosos y jubilosos como quien espera el maná.
Dicen que Finkielkraut abjuró de la izquierda por cuestiones parecidas a ésta. No me extraña.
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