Pura ilusión.
En realidad la mutación real de las sensibilidades de las costumbres, de los criterios morales en mayo del 68 me interesaba y me impresionaba en la medida que era precisamente apolítica. A este respecto, la observé y la viví en una versión mucho más pura y original en Estados Unidos, que por otra parte llevaba unos años de ventaja a la nuestra. En la Europa de entonces, el conformismo y mimetismo ideológicos bloqueaban tan precozmente el cerebro de la juventud, que embotaron de entrada el punto de frescor que había marcado la elevación de los espíritus. Los sesentayochistas, lo sé, creían haberse liberado de los aparatos y de las doctrinas incluso de izquierdas. Pura ilusión. En la práctica recargaron su discurso y su pensamiento con las antiguallas marxistas más manidas por mucho que estuviesen camufladas bajo "los trajes nuevos del presidente Mao" citando el título de la obra maestra de Simon Leys. Aquellos supuestos innovadores copiaban el pasado, imitaban las jornadas revolucionarias de 1792, 1848, 1871 y 1944 con barricadas y adoquines, pero sin violencia ni enfrentamiento.
El movimiento acabó perdiendo su originalidad, con una regresión a la mentalidad prelógica de los anarquistas de principios de siglo. Creyeron que podían destruir el capitalismo a tiros de pistola en medio de la calle y en los cafés, asesinando a banqueros, ministros y periodistas. Los revolucionarios de 1968 en Europa no fueron conscientes de que en el fondo la inspiración del "movimiento", como decían en Estados unidos, era de esencia liberal. Sólo tenía razón de ser como aceleración de una civilización liberal e individualista opuesta al estatismo y al colectivismo, como acabó siéndolo más tarde, en los años ochenta". Jean François Revel, Memorias, página 411.
P.D.1: Sé que comparar ambos mayos es tanto como comparar a Bob Dylan con Chikilicuatre. Pero procede.
P.D.2: Las negritas en la cita de Revel son mías.
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