Jesús, ¡con este titular me he desayunado esta mañana! Vamos, que por la impresión casi me atraganto con el churro mojado en Cola Cao y deben llevarme a urgencias. ¡Mira que si mis bisnietos no pueden comer jamón ibérico y deben emigrar cogiendo el Ave en Villanueva rumbo Madrid o Londres! Todo ha sido un ratito, la verdad, el tiempo que he necesitado para informarme de que todo está en condicional, en clave madridista mourihnista: si sucede esto, si ocurre lo otro, si pasa lo de más allá. Me he quedado ya mucho más tranquilo cuando he leído de boca de la neopesoísta Rosa Aguilar que los resultados presentados no deben interpretarse como augurios de lo que va a suceder. No predicen, sino que proyectan situaciones futuras bajo unas premisas particulares sobre el clima y la dependencia y respuesta de las especies ante sus cambios.
Más tranquilo es decir mal. Lo que me he quedado es de sosegado como una piedra. He seguido desayunando, sobra decirlo, como si tal cosa.
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