El Madrí, o sea, el madridismo, ha decidido encadenarse a un tipo pendenciero y megaegocéntrico con tal de vengar, de momento, dos años de títulos y gloria del Barça. Si el fútbol fuera política, hablaríamos de Maquiavelo. Parece que el fin justifica todos los medios. Y la defensa propia siempre fue un atenuante en cualquier Estado de Derecho.
Sólo falta que corra la sangre. Es la épica, de otra cosa no hemos hablado. ¿De fútbol? Ja. Sabe que si sólo se tratara de juego dentro de campo habría perdido más de una vez la fama y las tierras.
(Coda: Un príncipe jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de ambas, ya que, si las hubiese observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras. Nicolás Maquiavelo, El príncipe.)
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