sábado, 9 de abril de 2011

Pocos me parecieron, nada se sabe

Foto: Europa Press



Con un millón de parados reconocidos, el partido en franca descomposición, la familia del jefe dando la nota y un armario blindado custodiado en sede judicial las veinticuatro horas del día mediante cámaras de vigilancia, se presentó Griñan, Pepe, en la fiesta de Pozoblanco. Según cuentan los cronistas, dijo lo que uno de él espera: que la Derecha es muy mala y que en Andalucía no ha ganado nunca. Y lo dijo ante, tal vez tirando por lo alto, 500 de los suyos, que muy pocos me parecen -por Pablo Iglesias, ¡que eran 17 pueblos!- tras el bombardeo megafónico, el buzoneo indiscriminado y la orquesta a todo trapo.

La verdad, a mí lo que dijera Griñán poco me importa. Sí, y mucho, me importa lo que haya dicho Pablo Carrillo. Pero nada dicen los cronistas acerca del discurso de Pablo más allá de sus recién descubiertas dotes de mitinero. A ver si tengo la suerte de escuchar lo que dijo y cómo lo dijo. Y luego volvemos a hablar.

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