viernes, 26 de noviembre de 2010

Pleno adelantado, fútbol y capitalismo




A Terry Eagleton, intelectual y fiel representante de la ortodoxia izquierdista, no le gusta el fútbol. Le repugnan la competencia entre pares, tan alejada del internacionalismo marxista, y el mercadeo constante de futbolistas mercancía y sus consiguientes plusvalías. O sea, le disgusta por capitalista. Pero a la masa obrera le encanta, hasta tal punto de convertirse en montones de ocasiones en su única religión y en su único placer. Una religión que tiene por dioses a los titanes del balón y a Cruyff y Valdano a sus más insignes profetas .


A mí el futbol me encanta, en parte por eso mismo que odia Eagleton de él, pero si de mí hubiese dependido no hubiese cambiado jamás un pleno municipal por un partido de fútbol que no hubiese sido de la selección española de carácter oficial. Considero que cualquier Barça-Madrid no es ni la mitad de importante que el debate sobre los asuntos de Pozoblanco. Ni siquiera el adelanto del horario para justificar que el pleno será más visto por la gente gracias a la televisión muestra ser argumento convincente: siguiendo la lógica laboral, será menos visto que nunca.

La vida está cargada de símbolos; y muy pocos deberían dudar de su importancia. Pero puede que al pueblo todo este debate se la traiga al fresco. Elegirá el fútbol a la par que presenciará, indiferente ya, cómo la clase política va degradándose de manera inexorable.

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