Loach y la estupidez

Salimos a dar un paseo por la tarde para que nos dé el aire y la lluvia hace que nos recojamos en una confitería. Mientras las nenas van a lo suyo, decido echarle un vistazo al periódico que hay sobre el mostrador, un ejemplar de El Día de Córdoba. Entre sorbo y sorbo al descafeniando de sobre, me entretengo con la lectura de una entrevista a Ken Loach.

- ¿Cree que el sistema actual está creando monstruos?, le pregunta el entrevistador.
- Loach reponde: No me atrevería a llegar a tanto, pero es cierto que el capitalismo saca lo peor de los seres humanos: la violencia, la codicia, la megalomanía… Es como el suelo contaminado del que brotan plantas con anormalidades.

Supongo que el cineasta no es un ignorante y conoce de sobra cuál fue la ideología más siniestra, empobrecedora y asesina del siglo XX, al cabo, filmó una película libertaria en la que se denunciaban las actitudes del comunismo estalinista respecto del POUM en nuestra Guerra Civil. Estoy convencido de que no le son desconocidos tampoco ciertos nombres como Lenin, Gulag, Mao, Che, Ceaucescu, ETA, Hoxha, Stalin, Castro, Stasi, Lubianka, Honecker, NKVD, Andre Marty, Pol Pot, Beria, Brigadas Rojas, etc, y lo que representan y representaron. Por tanto, ¿por qué dice lo que dice?, ¿por qué ese odio al capitalismo que le permite filmar libremente sus películas, viajar por todo el mundo y vivir con desahogo?, ¿por qué esa inquina hacia al liberalismo?

Yo tengo una tesis acerca de por qué muchos intelectuales se posicionan de manera irracional contra el capitalismo y el liberalismo creyendo que son la misma cosa: porque son incapaces de reconocer la enorme distancia que separa su pensamiento de la realidad; porque, en definitiva, orgullosos y convencidos de su superioridad moral, no tienen ninguna intención de renegar de sus fundamentos intelectuales, sus bienes más preciados, pese a ser refutados en toda su extensión por los hechos. Luego está, naturalmente, la certeza apuntada por Revel de que se puede ser un excelente profesional y un energúmeno como persona aparte de un superlativo botarate para los asuntos políticos.