Francis Fukuyama alcanzó notoriedad mundial al publicar el ensayo El fin de la Historia hace ya dos décadas. En él reflejaba la tesis de que con la caída del socialismo real no era posible otra cosmovisión política que la puesta en práctica en una democracia liberal respetuosa con el libre mercado.
Hace pocos días, Manuela Calero argumentó la abstención de su grupo en el pleno del lunes en base a que con su voto negativo no iban a servir de excusa para que el Equipo de Gobierno dijera que estaba atado de pies y manos al no serle aprobado el presupuesto. Lo dijo, supongo, sabiendo perfectamente que hay elecciones municipales ¡en el mes de mayo! y que puede que su grupo entre a gobernar Pozoblanco coaligado con el PSOE en uno de esos llamados pactos de progreso -sic- el primer mes de verano.
Puede ser que, como Fukuyama, la portavoz de IU entienda que el fin de la Historia ha llegado también a Pozoblanco en estos tiempos de demolición socialdemócrata y que la Izquierda toda se va a tirar en la Oposición otros cuatro años y haya comenzado a marcar distancias con unos compañeros de viaje con los que jamás IU se sintió a gusto, dicho sea de paso.
Claro que con IU -gente capaz, sagaz y experta aunque últimamente tremendamente desorientada- nunca hay nada claro en cuanto a estrategia política se refiere y puede que el fin de la Historia del que hemos estado hablando tan sólo sea el principio de ella.
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