A Antonio Merino le preocupa el futuro mucho más que el presente o el pasado. Pero eso es lo normal, ya que, exceptuando a los que se empeñan en remover el pasado con ánimo revanchista y espíritu sectario, a todos nos sucede lo mismo.
Que esté tranquilo, pues en el futuro jamás nada será peor de lo que es en la actualidad o fue en el pasado, aunque de manera interesada mire hacia otro lado o se le haya olvidado. Debe saber Antonio que, como sucede con la temperatura, cuando un sistema se encuentra en el cero absoluto no le queda ya oportunidad alguna para caer más bajo.Eso sí, en ese estado de temperatura hace mucho pero que mucho frío. Tanto que se congelan hasta las ideas y se ha de sobrevivir utilizando otros medios mucho menos virtuosos.
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