Decía Chesterton que cuando uno dejaba de creer en Dios, enseguida empezaba a creer en cualquier otra cosa. Es, quizás, el problema del cientismo, que entre sus logros está el haber sustituido a Dios por la Ley de la Gravedad o por la mecánica cuántica para explicar la gran explosión que dio origen a la expansión del universo. Pero, ¿y si no hubiera existido tal explosión?, ¿y si todo lo que nos dicen sobre el big bang fuera sólo una falacia basada en un consenso equivocado? ¿Y si el Universo no tuviera principio ni fin y adoptase la estructura de una cinta de Moebius tal como postula el científico taiwanés Wun-Yi Shu? ¿Por qué entonces otorgar rango de certeza lo que no es nada más que una hipótesis?
La clave que explica toda la polémica puede estar contenida en este párrafo de Evry Schatzman de su libro La expansión del Universo :
Todos hablan del big bang y creen que se trata de un suceso histórico que la ciencia ha descubierto. Y se describe ese pretendido suceso como una gigantesca explosión que habría proyectado la materia al espacio. Pero esto es hablar para no decir nada, porque el big bang, si hubo big bang, se produjo en un momento en el que no había ni materia ni espacio, en el sentido en el que lo entiende nuestra física. Esa es la razón además por la cual nuestra física enmudece al hablar del big bang, esa es la razón por la que no es más que una hipótesis.
Y para el porvenir de la investigación, resulta por lo menos prudente no tomar una hipótesis o una imagen por un hecho, si se quieren preservar las vías alternativas.Sabemos por experiencia que tal confusión puede originar una detención en el avance del pensamiento.
Desgraciadamente, cuando se trata de un proceso que toca a los confines del universo, muchas fuerzas, muy poco racionales, gravitan sobre el pensamiento de los científicos.
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