El affaire de la alineación es paradigma de la importancia de la realpolitik en la resolución de los asuntos públicos, de cómo el deseo de la gente puede verse lastrado y frustrado por la ineficacia, la ineptitud, las conductas e intereses de los regidores políticos y de por qué es una temeridad y una torpeza jugárselo todo a una carta cuando dispones de un par de ellas en tu manga.
El tema de la alineación debe terminar ya, de una vez por todas, aunque debió terminar mucho antes. Según me cuentan, el dueño de la empresa constructora se ha manifestado en Punto Radio en unos términos que invitan al optimismo, y eso hay que agradecérselo. Quizás aún pueda conseguirse ese acuerdo que algunos tanto hemos deseado que satisfaga en la medida de lo posible a todas las partes.
Mal hacen los que sacan pecho tras dictarse sentencia, pues los pechos están hinchados de responsabilidades y éstas no se corresponden con todos en la misma cuantía ni son todas igual de éticas. Si como afirmara Richard Weaver las ideas ya tienen consecuencias, de algunas decisiones, obstinaciones, omisiones y negaciones ni hablamos.
P.D.: Al PSOE habría que decirle lo que Unamuno a Millán Astray, venceréis pero no convenceréis. Al tiempo.
A cierto chico de Pozoblanco libre, que desconoce profundamente de lo que escribe y que tanto nos envidia y odia.
Y sí, fue un éxito nuestra fiesta. Tanto tuvo que hasta un miope recostado en uno de los sillones de la terraza, en la más profunda de las oscuridades físicas y morales, se hubiera dado cuenta.
Joer, ¿a quién coño no le gustaría tener un casoplón en primera línea de playa en la República Dominicana?
Si es que la gente se encabrona por nada.
Cantemos con el puño levantado:
¡Arriba, parias de la Tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer añicos.
¡Legión esclava en pie a vencer!
El mundo va a cambiar de base.
Los nada de hoy todo han de ser
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