“Primero soy un ministro de la Iglesia. Después, soy un intérprete. Puede resultar una contradicción para aquellos que no están salvados. El Señor me recogerá y me llevará con él. Incluso con mi peso, así será.”. Solomon Burke.
En un aeropuerto, tras un largo viaje desde Los Ángeles, probablemente de manera traquila y feliz, en paz consigo mismo.
La vida en el cielo será aún más placentera con él dentro. Seguro que ha llamado a las puertas del cielo tarareando Fast Train, de su extraordinario Don't give up de 2002 producido por Joe Henry.
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