viernes, 22 de octubre de 2010

Y a todo esto, Garzón





Entre tanta marabunta neoministerial, aparece, de nuevo, Garzón. El Mundo: El juez del Tribunal Supremo Alberto Jorge Barreiro, instructor del proceso por las presuntas escuchas ilegales del caso Gürtel, considera que existen los delitos de prevaricación y contra las garantías constitucionales.

Oh, de todo punto inaceptable. Es el fascismo, que no se ha ido.

Para combatirlo, estaría bien que Elena Valenciano volviera a iluminarnos sobre la maldad de la derecha en uno de esos posts tan excelentes que escribe. Y que aquí, en el pleno del próximo lunes, volviera a presentarse una nueva moción por parte de las fuerzas de progreso que reparase injusticia tan grande cometida.



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Los abajofirmantes progresistas concluyen que el procesamiento del juez estrella sería equiparable al 23 F ( nada menos)
Salvad al camarada Garzón
Ya puede la prensa afecta tergiversar, manipular, destacar el espíritu fascista de los demandantes y desautorizar una transición, en líneas generales, modélica, pero la realidad parece ser otra bien diferente

13/02/10 | Antonio Jimeno Márquez, Plaza Pública

"Hoy en día el imperio de la ley constituye un principio tan valioso como lo haya sido siempre. Significa que los tribunales pueden examinar si los poderes de los funcionarios y organismos oficiales encargados del gobierno se han excedido en su misión o realizado actos abusivos y si los derechos del ciudadano están determinados de acuerdo con las leyes promulgadas o sin promulgar. Tan pronto como los tribunales son despojados de su jurisdicción y los aludidos funcionarios y organismos gozan de de pura facultad discrecional en el ámbito administrativo, el imperio de la ley desaparece". W.S. Holdworth, citado por F. Hayek en Los fundamentos de la Libertad.



Ya puede la prensa afecta tergiversar, manipular, destacar el espíritu fascista de los demandantes y desautorizar una transición, en líneas generales, modélica. Ya puede caer en la hipérbole, alimentar la excusa guerracivilista y denunciar el conservadurismo ultraderechista de la mayoría de los jueces. Pero la realidad es que Garzón puede abandonar, sin honra, la carrera judicial porque, según consta en el auto del magistrado progresista Luciano Varela, se excedió en su misión de administrar justicia. Otros pretenden, sin embargo, y por exclusivos intereses ideológicos, que siga gozando de pura facultad discrecional en el ámbito administrativo fulminando así el imperio de la ley y el Estado de Derecho. Quizás no haya que reprochárselo, pues muchos de éstos que ahora defienden al querido amigo de Botín están siendo honestos y coherentes con sus publicitadas doctrinas de matar a Montesquieu -y por consiguiente enterrar de facto a la imprescindible separación de poderes- y de flexibilizar las leyes para obtener resultados políticos .

Escrupulosos y demócratas que fueron ellos siempre.

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